Desde nuestro campo de trabajo la prevención, sensibilización e información sobre adicciones enfatizado en la educación para la salud ya hemos comentado como la prevención sobre los posibles riesgos de desarrollar adicción a las TIC y la preocupación sobre unos patrones de buen uso de las mismas se están convirtiendo en las mayores demandas educativas en el sector, relegando a las adicciones con sustancia a un segundo plano pese a que en nuestro Estado hayan algunas cannabis,cocaína, alcohol con cifras ciertamente preocupantes y más en edad adolescente.
Sin embargo, el tratamiento informativo sobre el juego online no lleva una correlación respecto a las situaciones comentadas antes, favoreciendo una especie de oscurantismo en una materia ante la que nos enfrentamos como consecuencia natural vistas las nuevas formas de ocio. Desde Nova Prevenció siempre comentamos en nuestros talleres sobre la prevención en el uso de las TIC como el desarrollo potencial de una adicción a videojuegos es una situación real (sin caer en un alarmismo desaforado e injusto) sobre todo entre los/as más jóvenes, pero cifras y estadísticas a nivel cuantitativo ilustran con cierta fiabilidad el desarrollo del juego online.
Tomando datos de la Revista Índice , vemos como tras la regulación propia de la Ley 13/2011, del 28 de mayo, de Ordenación del juego y su normativa; el volumen de negocio en los primeros seis meses (de junio a noviembre de 2012, tras la concesión de licencias) ha sido de 2354 millones de euros vía los usuarios de portales de apuestas y casinos online. Tales cifras a grosso modo representan una vertiente económica que, de momento, no refleja una estadística pareja en cuanto a las posibles consecuencias en torno al desarrollo de ludopatías. Por su parte, tampoco conocemos concluyentemente cifras en cuanto al desarrollo de adicciones alrededor del juego online centrado en videojuegos, más propio de menores, más allá de suposiciones aplicables al dato de la prevalencia de la industria del videojuego como líder en consumo recreativo en nuestro Estado.
Así pues, creemos urge un estudio pormenorizado de las variables actualizadas visto el desarrollo de estas prácticas, pues sin una orientación propia de las instituciones responsables (ni siquiera el Ministerios de Sanidad recoge datos estadísticos sobre este fenómeno aunque sí sobre consumo de drogas, lo que puede resultar sintomático de la baja percepción de riesgo) es imposible afrontar pautas de trabajo de prevención al respecto. ¿Hace falta? ¿es una situación preocupante? Que los casos sean comunes no es suficiente pues no permite una extrapolación más allá de la protocolo, la cuestión es ¿es necesario un programa íntegro de intervención porque existe un problema? No lo sabemos más allá de la puntualidad empírica, pero quizás es hora de averiguarlo.
Foto extraída del Flickr de Toni – Don_Gato (LoFi Photography)