La educación frente a las drogas
La Educación frente a las drogas.
Verónica Galdanes O. | NOVA PREVENCIÓ, VALENCIA.
“Baja el consumo de drogas entre los jóvenes españoles” así rezan las últimas noticias en materia de drogodependencia. Y lo cierto es que dos son los agentes de vital relevancia en esta realidad: la educación junto a la prevención. O lo que es lo mismo: informar concienciando de una existencia menos afable de lo aparente.
Anuncios, políticas públicas, nuevas leyes y espacios protegidos… Todo ello con el propósito de reducir los hábitos no saludables.
Actualmente asistimos a un escenario marcado por el culto al cuerpo mientras los esfuerzos hacen que paulatinamente se disocien las prácticas tóxicas -adictivas- con la mejora de la salud y el aspecto físico -liberadoras.
Algunas medidas indispensables para frenar esta lacra son limitar mediante la legislación el acceso a las diversas drogas (controlando su venta, uso y publicidad) e informar sobre las consecuencias que genera su consumo así como fomentar la individualidad, la autoestima personal y con esto las conductas positivas. Porque no olvidemos que la salud está ligada a factores de carácter económico y político capaces de condicionar el comportamiento humano. Los jóvenes son víctimas vulnerables que adquieren costumbres como una supuesta señal de identidad, sin darse cuenta de que la más valiosa será ser siempre ellos mismos. Expresar lo que piensan y sienten sin temor ni condición. Ser fuertes y sobrevivir a los condicionamientos externos, a la uniformidad de conductas.
La familia tiene un compromiso esencial en este punto de desarrollo, deben pues involucrarse y trabajar por la educación en valores. Como muestra, un tradicional hábito que esconde numerosas y beneficiosas claves no sólo en la esfera preventiva de conductas de riego, sino también en la académica, es cenar en familia. Así lo aseguran cuantiosos estudios. Este momento da lugar a conversaciones cálidas, sinceras y cercanas. Una línea más por la que seguir trazando una buena salud personal, familiar y social.
Porque como siempre la virtud se encuentra entre dos extremos y porque nunca será suficiente si hablamos de jóvenes, de su presente y de nuestro futuro.